
Imagínate que pudieras regresar el tiempo atrás... ¿Cambiarías alguna decisión, alguna acción? Desde hace mucho tiempo el ser humano ha fantaseado con la idea de tener un dispositivo que le permita sortear los límites del tiempo y el espacio, a veces con intención turística, y otras veces, con actitud reivindicadora. Definitivamente en el campo de la ciencia ficción, y casi siempre hacia el pasado el viaje en el tiempo es una fantasía recurrente en la literatura y el cine... ¿Y si pudiera hacerse realidad?
En contextos educacionales, ya inventaron la máquina del tiempo... Se llama retroalimentación. La retroalimentación es una fórmula que permite revisitar el pasado - o lo que es lo mismo-, las formas pretéritas de la acción anagnógica ante los desafíos diversos enfrentados - léase las situaciones significativas-. Visto así, la retroalimentación se convierte en un espacio de reflexión y diálogo sobre su desempeño, con la finalidad de establecer objetivos y plantearse acciones orientadas a la mejora de su competencia. La retroalimentación permite una comprensión (presente) de aquellas fortalezas y áreas de mejora del sujeto que aprende, en el contexto en que fue desafiado (en el pasado) a movilizarse para resolver un problema.
En este escenario enmarcado por el sujeto frente a su evidencia... y frente a sus actuaciones (pretéritas) que le llevaron a construir su evidencia, la retroalimentación permite dibujar el mapa de lo actuado, para identificar aspectos que requieran mejoras frente a la acción futura en contextos de desafío similares; de la misma manera que proporcionan al docente información valiosa que permite realizar ajustes en el proceso (futuro) de enseñanza y aprendizaje. Siguiendo a los tres tipos de retroalimentación Hattie (2007) establece tres escenarios de reflexión pedagógica: el feed up, el feedback y el feedforward.
Si lo pensamos en términos temporales, el feed up garantiza que el estudiante comprenda la naturaleza del desafío, desde el momento en que se socializa con el grupo de estudiantes, lo que permite una comprensión amplia sobre la naturaleza del reto y la evocación oportuna de las actuaciones que habrían tenido lugar ante retos similares. En palabras de Hattie, "When goals have appropriate challenge and teachers and students are committed to these goals, a clearer understanding of the criteria for success is likely to be shared.” (2007, p. 89). Esta reflexión primera, antes de la acción del aprendizaje, constituye acción anagnógica (de anagnórisis en el sentido en el cuál el sujeto reconfigura y asimila el conocimiento en su experiencia de aprendizaje)
Si nos movemos en la línea de tiempo, el sujeto ahora si enfrentado ante el reto de construir una solución al problema presentado, requiere igualmente un acompañamiento orientado a la mejora de su desempeño: “Answering this question involves a teacher (or peer, task, or self) providing information relative to a task or performance goal, often in relation to some expected standard, to prior performance, and/or to success or failure on a specific part of the task.” (Hattie & Timperley, 2007, p. 89). Aquí la retroalimentación debe ser proporcionada lo antes posible, durante y después que se complete la tarea, lo que permite al estudiante transformar su experiencia en futuras actuaciones en que tenga que movilizar las mismas competencias, o se enfrente a retos similares.
Para terminar esta reflexión que se aleja de la ciencia ficción, para tomar lugar en medio de la acción pedagógica el feed forward está orientado a establecer los próximos pasos que debería asumir el sujeto frente a nuevos retos, y nuevos contextos:
"These may include enhanced challenges, more self-regulation over the learning process, greater fluency and automaticity, more strategies and processes to work on the tasks, deeper understanding, and more information about what is and what is not understood. This feed-forward question can have some of the most powerful impacts on learning. (Hattie & Timperley, 2007, p. 90)
La retroalimentación involucra a los estudiantes en su propio proceso de aprendizaje: los hace protagonistas. Ahí radica su potencial dentro del enfoque formativo de la evaluación. Ello significa para docentes y padres alentar las reflexiones personales sobre las formas de actuación, para que el estudiante pueda relacionar actuaciones y evidencias en un entramado metacognitivo que reoriente el curso subsiguiente de su experiencia. Es ahí, donde el docente, profesional pedagógico y anagnógico debe aportar a los estudiantes modelos (de actuación), discursos (argumentos) y espacios de reflexión y diálogo en torno a la mejora del desempeño. Esto ayuda a que los estudiantes puedan desarrollar habilidades de autorregulación y a tomar el control de su propio proceso de aprendizaje.
La retroalimentación es una parte vital del aprendizaje. Su preeminencia en la gramática escolar reconecta la fantasía de viajar al pasado con la realidad de los estudiantes quienes pueden tener la oportunidad de mejorar su desempeño, a partir de involucrarse en su propio proceso de aprendizaje. Los educadores debemos prestar mucha atención a la retroalimentación (y a las diferentes estrategias para promoverla en el aula) lo que permite proporcionar a sus estudiantes y asegurarse de que sea útil para alcanzar el logro del aprendizaje esperado
Referencias
Hattie, J., & Timperley, H. (2007). The Power of Feedback. Review of Educational Research, 77(1), 81–112
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